El doctor Sastre, Médico Centro de Salud Alamín de Guadalajara; miembro de la Asociación de Cuidados Paliativos de la Sociedad Contra el Cáncer, nos tuvo cerca de dos horas casi sin pestañear, fijos los ojo en la presentaciónde Power Point en las que no dió cifras escalofriantes de Eutanasia en países como Holanda y Bélgica, leyes, historias de sus pacientes... Sí, fueron dos horas que, sorprendentemente nos supieron a poco. No era únicamente su perfil profesionalidad, su experiencia su don de la palabra… fueron su humanidad y su sencillez las que nos cautivaron desde el primer momento.
Nos abrió los ojos ante la Cultura de la Muerte, que empieza a atropellar los Derechos Humanos, por motivos muy materialistas y poco humanos. El doctor Sastre se mostró como la El Sentido Común con patas (perdones usted la comparación).
Ante la remachacada Muerte Digna, nos presentó la verdaera cara de una Vida Digna, es posible y lo consiguen. Este equipo de profesionales, que no dejan de estudiar, trabajar, preocuparse y hacer cualquier cosa por aliviar el dolor y hacer sonreír a sus pacientes. Tenderles la mano. Escucharles. “Eh, no estás solo. No t e preocupes. Yo estoy aquí”.
Escuchando esas historias reales de los pacientes a los que atiende, comprendes que han pasado de ser un dramón televisivo lacrimógeno y deprimente, a una historia sencilla de un sencillo médico con un corazón de oro pone todos los recursos técnicos, todo el ingenio humano y todo su cariño.
Encontramos el verdadero acento de la dignidad humana, cuando te pones delante de un enfermo terminal. No es una máquina estropeada ni un calcetín muy remendado. Aunque su aspecto sea así, pero en su interior todavía cabalga un espíritu humano, deseoso y necesitado de cariño. La línea de separación entre la desesperanza y la alegría de vivir, puede ser buscar el alivio del dolor y un poco de compañía.
Muchas gracias por la sesión, Dr. Sastre...